¿Nos conocemos? [Kane]

¿Cuándo es que algo comienza y cuando es que algo termina? ¿Qué es real y que es ficticio? ¿Quien puede ser llamado bueno y justo, y quien es aquel que es malo y dañino? ¿Quién ríe en buena fe y quien llora verdaderamente, presa de dolor, por la ausencia de alguien o algo?… Con solo mirar aquel sereno y dormido rostro, presa de su propio cansancio, sería imposible precisar tan complicada mente y caótica mente llena de contradicciones personales; pero claro, aquello solo quedaba como un secreto el cual siempre permanecía sellado en sus labios y en sus agotadas orbes.

Conforme proseguía aquel cántico acompasado del extenso mar, Kane, silencioso como siempre, distante como algunos, e inmutable como pocos, reposaba sobre una de las barandas más distantes y cercanas a un paisaje el cual poco a poco cambiaba sus matices al pasar de las horas.

Sobre su regazo yacía un cuaderno de dibujo profesional el cual, aun inconsciente, sostenía levemente como si temiera arruinar todas y cada una de sus hojas a su simple tacto. El lápiz, aquel que en su momento usara, reposaba destacable en un extremo de sus cabellos, sobre su oído derecho. Este se encontraba gastado, era muy claro que lo usaba de manera constante; pero aun permanecía con la suficiente carga como para acompañar al dormido.

Si bien era cierto que se encontraba descansando, era más que obvio que su intención primaria no era eso. Hacia mucho que el joven de cabellos oscuros se había encontrado dibujando; pero como era de esperarse, no por parte de él, sino por parte de su propia condición, había caído en un profundo letargo sin poder evitarlo.

Aquella figura trazada en las blancas hojas era, quizás, la causa primaria a su repentino cansancio. Una silueta femenina la cual se extendía en un paisaje casi irreconocible, a la distancia, en un desierto pero tibio paisaje. Aquella mujer ¿Se encontraba sonriendo? O quizás… ¿Sería que se encontraba llorando? Talvez en sus labios reposaba un gesto neutro, pero amable… quizás, quizás, quizás… todos sus intentos finalizaban en aquel pensamiento… “quizás”

Era imposible saberlo ya que, por más que lo intentaba incansablemente, su mente siempre terminaba perturbada olvidando aquel vago recuerdo de un distante ayer.

¿Qué estaba sucediendo con él? ¿Por qué era que sus dibujos siempre traían a la vida a aquella figura femenina la cual carecía de un rostro? ¿Cual era su rostro? ¿Por qué él anhelaba tanto ese recuerdo?

Cansado, aquel joven se encontraba sumamente cansado. Su mente a duras penas podía sostener sus propias ideas, tanto como sus manos que a duras penas realizaban sus últimos intentos por conservar muy cerca de él aquella imagen de gran valor.

1… 2… 3… 4… 5… 6…

El reloj no se detenía y tampoco el desliz que realizaban sus dedos. La estaba dejando ir, estaba dejando ir algo de gran valor sentimental y lo sabía muy bien; pero cada que intentaba aferrarse a ello, por más que algo oculto se lo impidiera, el cansancio se hacia aun más extremo. Kane sabía que debía sostener aquel cuaderno con todas las fuerzas que le quedaban; pero el intento fue inútil. Y así, a medida en que el cuaderno resbalaba de entre sus dedos, en dirección a las calmas aguas, su cuerpo se desplomaba de la altura, lentamente, en dirección al pavimento.

No otra vez…

Nuevamente, el vació inconsciente lo había tragado por completo, alejándolo, prohibiéndole la mínima proporción de cualquier cosa existente a sus desaparecidos recuerdos.

Caería, caería lenta y pesadamente de espaldas. Estaba cansado, se encontraba cansado de todo. En ese preciso instante, para él, ya no importaba que tan fuerte podría ser el golpe tras su caída, simplemente se dejaba caer y caer…

(((Suelo escribir un poco más de lo debido, pero descuida, no te sientas obligada. Rolea de la manera que te resulte más agradable ^^)))


La sensación de vértigo había quedado grabada en su cuerpo y, emocionalmente, estaba preparado para percibir aquel dolor el cual su subconsciente le advertía; mas este nunca llegó. ¿Quizás aun permanecía en el descenso, solo que el cansancio era tal que no lo percibía?

Dejó de lado su desidia para forzar su alterada mente e ímpetu. Sus parpados a duras penas podían permanecer abiertos producto del maléfico cansancio; pero aun así debía conocer la razón a esa calidez que lo rodeaba.

Sus doradas orbes a duras penas delinearon el rostro femenino que se encontraba cerca él. Su olfato, corroboró lo que vagamente descubrió de manera visual tras notar la sutil esencia del perfume que se mezclaba con la fragancia marina del ambiente. Su tacto, aun levemente dormido, confirmaba la textura de la delicada piel que rozaba con la suya propia y, finalmente, sus oídos, terminaron de detallar el misterio al cual se había decidido someterse para librar su repentina curiosidad.

Era una joven quien lo había auxiliado.

Sus orbes se volvieron a cerrar, exhausto; pero por alguna extraña razón… seguro.

-No lo se…- respondió, casi como un fino susurro para ella.

Era claro el conocimiento que tenía de su propia falta de educación al no explicarse debidamente, pero ni el mismo podía explicar con lujo de detalle lo que le ocurría.

-Perdón…- volvió a musitar, intentando una vez más recobrar la voluntad de su cuerpo -Solo estoy… cansado- agregó, delineando una ligera sonrisa en sus labios a manera de disculpa por sus propias torpezas.

-¿Podría… estar así… solo un… instante?- cuestionó por respeto con su último esfuerzo, mas ya no le quedaba el aliento suficiente para forzarse a oír una respuesta. Su cuerpo estaba relajado, tanto como su mente y sus pensamientos. Se había quedado dormido, tanto por el cansancio, como por la calidez que se encontraba resguardándolo.

(((Gracias, a mi tambien me agrada como escribes ^^)))

¿Cual era el día?, ¿Cuál era el mes?, ¿Cuál era el año? No había certeza a una respuesta concisa, pero de algo si estaba seguro… la hora era la misma.

Sus oídos habían captado aquel eco que, por un breve instante, se volvía eterno. Aquellas campanadas marcaban su despertar y aquel lejano comienzo. Aquel reloj que permanecía estático, macabramente echaba andar como un marcapaso a aquellos dos que se encontraban presentes. Ambos distantes, ambos cercanos. El uno mirando al otro.

El silencio una vez más se hizo protagónico del instante, y las respectivas orbes, radiantes de aquel brillo dorado, coordinadas, se posaron en el viejo reloj de madera que se erguía imponente en el extremo derecho de la sombría habitación.

“tic-tac… tic-tac… tic-tac”

Las manecillas inmóviles y maltrechas; pero el claro y amenazante ‘tic-tac’ casi imperecedero.

Uno… dos… tres… quizás cuatro fueron los segundos que transcurrieron antes de que la mirada de Kane dejara de centrarse en aquel maltrecho reloj. Si, algo estaba mal, aquella mirada llena de inconformidad y odio podía expresarlo todo. Le incomodaba en lo absoluto la presencia de aquel que lo miraba de la misma manera amenazante.

Sus ojos no tardaron en apuntar al detalle ausente que lo incomodaba ¡él! Aquel personaje sombrío de mirada vacía y grueso maquillaje en su rostro. Sus elegantes; pero apurados pasos carentes del físico peso, inexplicablemente retumbaron iracundos llenando la acústica del lugar y, en un desenfrenado estirar de brazos, como si estos dieran una cadente y esporádica bienvenida, se alzaban al vació para recibir fuertes ovaciones que eran entregadas por la nada… ¡así es!… La nada.

¿Eran juegos ilusorios de la propia mente de Kane? Quizás aquella mirada encendida adjunta a esa sonrisa exagerada, casi perdida y llena de poca cordura, pudiera avalar lo dicho; pero no era así… no, claro que no. Aquellas eran las voces que divagan entre burlas y llantos en tiempos perdidos, encerradas en aquel escenario.

-¿Por qué lloras?- murmuró en sus sueños, y a su vez, aquella pregunta, vagamente escapó de sus labios en la propia realidad.

Aquel furibundo personaje le resultaba tan familiar, y a su vez, tan distante a sus propios recuerdos. Pero algo podía sentir y ver… su mirada, era tan vacía y desolada como si algo de suma importancia se le hubiera arrebatado.

¿El también había perdido algo valioso?

El sombrío invasor de sus sueños, tras mirar detenida y furibundamente a Kane, simplemente desapareció del lugar junto al distante recuerdo… Era hora de despertar.

-Hmm…- gimió levemente el castaño, lentamente abandonando su letargo a medida en que sus orbes se abrían a la realidad en la que se encontraba.

-¿Donde estoy?- cuestionó vagamente sintiendo como algo tibio recorría su rostro. Su diestra lentamente se desplazo a aquel vestigio de calor y humedad.

-¿Por que?- volvió a cuestionarse sorprendido ¡Era él quien lloraba! ¿Qué había significado aquel sueño?

Se encontraba tan absorto en ello que no había dado nota de la amable presencia que le brindaba sus cuidados. Su mirada se elevó lentamente tratando de identificar el escenario y las circunstancias, finalmente sonrojándose al dar nota de su propia situación.

-Bue… buenos días…- susurró perplejo al dar con el delicado rostro de la joven que lo tenía en brazos.

Bien pudo haber dicho algo mejor estructurado, pero se encontraba tan confundido y apenado que no sabía que palabras decir o que acción tomar primero ¿Debía levantarse y disculparse? ¿Disculparse y luego levantarse? ¿Quizás levantarse y al mismo tiempo disculparse o… simplemente disculparse y quedarse así? Bueno, eso último ya sería un poco más grosero al estar aprovechándose de la cortesía. Pero había un detalle que el castaño no había anticipado…

¡Cielos, mi cuerpo está adormecido! Pensó completamente sonrojado. Ahora si sentía que había metido las cuatro patas al pozo.

Off: Oh, muchas gracias!


Mi mirada seguía algo perdida en el hermoso paisaje que tenía delante de mis ojos, mi sonrisa no se había borrado de mis labios, pero la preocupación creía lentamente en mí, ¿qué hacía ahora?, ¿me mantenía en esa posición?, ¿lo llevaba a una enfermería?, ¿a su hogar?, pero Lita.. ¿dónde vive?, no lo sé la verdad que no sé ni siquiera quien es, pero no me podía ir y dejarlo solo aquí como si no fuera nada, ¡no!, sin duda no podía.

Cerré mis ojos por unos momentos dejando que mi cuerpo se relajara pero lo malo de eso es que en la posición que me encontraba, lograba que mi cuerpo se adormeciera poco a poco, por lo que me moví levemente sentándome en el suelo frío del muelle y manteniendo en mis brazos al joven dormido.

Me hundía lentamente en mis pensamientos más profundos cuando me percaté de que él había hecho una pregunta.. ¿yo llorar?, abrí repentinamente mis ojos ante eso pero me sorprendí al ver que el que lloraba era el joven, pequeñas lagrimas recorrían sus mejillas con delicadeza, ¿estaría soñando?, si seguro que estaba teniendo alguna especie de pesadilla, me le quedé mirando una vez más por unos segundos.

Pero él comenzó a abrir los ojos lentamente, noté que sus mejillas se habían ruborizado provocando que las mías también, le sonreí levemente mientras el me llenaba de preguntas.

-Bueno, estás en el muelle, no sé en verdad por que lloras ni por que te has desmayado aunque dijiste que por qué estabas cansado y creo que es lo normal..-le comenté por lo bajo para no aturdirlo con mis contestaciones.

-Buenos días..-dije con la pequeña sonrisa aún en mi rostro ahora esperando alguno que otro comentario de su parte pero al no encontrar ninguno decidí proseguir..-¿Quieres que te lleve a la enfermería?, ¿o tal vez a tu hogar?..-pregunté con preocupación y a la vez con un tono amable al joven que ni siquiera se había movido, no lo culpaba después de su desmayo, yo tampoco podría moverme mucho que digamos..

-¿Desmayado?…- murmuró para si mismos.

Ahora pensativo, a medida en que encajaba lentamente el efímero rompecabezas, tanto el pudor como el propio rubor en su rostro se desvanecían. Claro, ahora lograba recordarlo mejor. Sin razón alguna, la imagen de cierta persona en particular se había plasmado en su mente y, por alguna razón, sintió la necesidad de registrarla en una de sus hojas; sin embargo, a medida en que continuaba, su cuerpo se sentía cada vez más y más cansado. Pero… ¿Quién era aquel sujeto?

A medida en que la pregunta forzaba su mente a regresar a los detalles de aquel sueño, un fuerte dolor de cabeza lo invadía. Esos ojos, esa mirada, esa ira reflejada en sus vacías orbes… ¿Por qué le resultaba tan familiar? Podía jurar que era la primera vez que tenía un sueño como ese.

-Lo siento- se disculpó nuevamente, retomando control de su cuerpo, abandonando los brazos que en su momento lo resguardaran, y ubicándose a un costado de la joven; sentándose en posición de loto en dirección a ella para no darle ni la espalda ni el hombro.

-Descuida, ya me encuentro mejor- afirmó, agitando sus cabellos tras llevarse la diestra a la nuca. En ese preciso instante no podía creer que se hubiera quedado dormido en brazos de la jovencita. No podía negar que fue uno de los descansos más reconfortantes, eso si es que quitaba el detalle del sueño, claro.

-Por alguna extraña razón tiendo a quedarme dormido sin poder preverlo…- su mirada abandono aquella somnolencia tomando una postura ligeramente seria y algo consternada -No es que lo haga a propósito. Incluso e llevado mi caso a algunos médicos de la ciudad; pero todos concluyen con se trata de un cansancio extremo producto de una posible anemia… aunque ninguno a podido corroborar esa hipótesis con pruebas sólidas- agregó, cruzándose de brazos, muy intrigado por solo tocar ese tipo de tema.

-De hecho… comer es casi como uno de mis pasatiempos. Ya sea comida oriental u occidental, o incluso postres y dulces. Ciertamente, no dejo nada comestible de pie en una mesa- afirmó, con una seguridad digna de un glotón. Aunque rápidamente se sonrojó tras notar la cantidad de información innecesaria que había dado.

-Perdón… creo que hablé más de la cuenta- inquirió, apenado y con la cabeza gacha.

Se quedó algo pensativo tras oír a la jovencita. Sus consejos eran acertados, pero eso no significaba que aun no lo hubiera intentado, sin contar que su intuición le decía que existía algo mucho más simbólico a ese estado de letargo excesivo. Aunque al tratarse de Kane, darle pensamiento profundo a todos esos detalles era en vano. Prefería obviar aquel problema y solo centrarse en esas pequeñas cosas que él aun podía controlar.

Perder el control de mi cuerpo estando despierto suena demasiado bueno para ser cierto, pero es todo lo opuesto ahora que me siento a considerarlo. Casi siempre aparezco en un lugar distinto al original.

Pensó en silencio, algo distraído por un leve instante; pero volviendo al tema de conversación antes de cometer descortesía.

Continuó escuchando a la menor sin dejar de jugar con sus dedos ahora que tenía juntas sus manos. Un pequeño rubor cubría su rostro al sentirse como un niño al cual se le daba a entender las cosas, y ciertamente, entender era algo que necesitaba con urgencia. Muy de vez en cuando se atrevía a alzar la mirada para recuperar algo de lugar; pero nuevamente la timidez del momento lo obligaba a bajarla. Eso hasta que oyó la palabra “cenar”, claro.

-¿Gran Cheff? ¡¿Cenar?!- exclamó en total sorpresa con una mirada que podía decirlo todo. Su mirada rápidamente se ocultó entre los mechones de sus cabellos frontales. Se encontraba apenado por reaccionar de tal manera, pero vamos, estaban hablando de comida, algo que él no solía pasar de largo.

-Pe-pero… yo no conozco a Lita Kina…- comentó, confundido por todo el cúmulo de emociones antes de plantearse una pregunta más acorde al momento…

-Un momento…¿Quién es Lita Kino?- cuestionó, cruzándose de brazos y llevándose la diestra al rostro para darse sutiles golpecitos en la mejilla con el dedo índice. Sin lugar a dudas estaba algo confundido por todo eso.